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jueves, 14 de febrero de 2013

Ni genios ni artistas


¿Qué tienen en común Oliver, Rocío, Mariano, Toño y Amparo con Raimundo Amador, Pedro Guerra, Miguel Campello, Sole Giménez, Clara Montes, Dani Reus, Carolina Muñoz y Rafa Sánchez? Os lo voy a contar: los primeros tienen una historia. Los segundos tienen una melodía. Los primeros vivieron en la calle. Los segundos han puesto música a sus relatos.

Y la unión de unos y otros ha dado lugar a un proyecto llamado Fábrica de canciones que quiere ser una herramienta de inclusión para personas en situación grave de exclusion social. Promovido por el cantautor madrileño Rafa Sánchez junto con RaisFundación, la idea es que las personas sin hogar den a conocer sus historias a través de la música. El fruto de este trabajo se ha materializado ya en un primer disco llamado “Ni genios ni artistas”.

Tal como ellos cuentan en su página web, el objetivo de esta campaña es luchar contra la indiferencia y provocar una forma distinta de mirar a las personas sin hogar. Son historias positivas, de luz y humanidad, que nos aportan una mirada desde los márgenes y que ayudan a hacer visibles a las personas más gravemente excluidas de nuestra sociedad. Por ello, todos los beneficios de la venta y derechos de autor que genere este proyecto se destinarán a programas de lucha contra la exclusión social”. Me ha parecido un gran proyecto.

martes, 29 de mayo de 2012

Cuarto Capítulo de Así Fue Show titulado "Comprando con Pepo"

ya esta aquí el nuevo capitulo de Así Fue Show en esta ocasión titulado " Comprando con Pepo"  presentado por Rastagoo.



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martes, 22 de mayo de 2012

3er capítulo de Así fue Show - "Números, Letras y algo Más"

ya esta aquí el nuevo capítulo de Así Fue! esta vez titulado "Números, Letras y algo Más" como siempre Rastagoo nos trae un episodio lleno de humor.
Espero que lo disfruten.



y esta semana viene con contenido extra!


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viernes, 11 de mayo de 2012

El 15-M no está muerto



La silenciosa expansión del 15-M.
Corría mediados de julio, pleno verano en Madrid, y la asamblea de San Blas se reunía, como cada lunes, a las seis de la tarde. La de San Blas es una de esas asambleas de barrio del 15-M que han permanecido activas el movimiento decidió descentralizarse y trasladar la acción a los barrios al poco de nacer, a las primeras de cambio.
Unas cuarenta personas se congregaron en la Plaza Blanca para abordar la creación de un banco del tiempo, un sistema para intercambiar servicios entre los vecinos sin necesidad de una moneda. Israel, informático, empezó a aplicarlo ese mismo día. Necesitaba arreglar unas cortinas en su casa.
En la asamblea estaba Flori, ex costurera, de 56 años. Se pusieron de acuerdo: ella necesitaba que alguien le revisara el ordenador.
Sinergias Cooperativa San Blas es hoy una cooperativa en la cual hay tres fontaneros, dos electricistas, ocho profesores, tres comerciales, dos conductores, un montador de cubiertas, un ebanista, un dependiente, dos conserjes, tres montadores y dos jardineros. Es una de las múltiples cooperativas que han nacido al calor del 15-M. Se intercambian servicios entre ellos, y los ofrecen a terceros.
En este año que ha transcurrido desde el levantamiento ciudadano de mayo de 2011, una parte del 15-M ha pasado de la indignación a la acción. Los hay que se unieron para protestar. Los hay que se han unido para seguir trabajando.
Los más activos no han dejado de reunirse en las plazas de barrios y pueblos, de organizar asambleas, de compartir problemas y, desde el pasado octubre, fecha en que el movimiento se convirtió en global, de dedicar esfuerzos a buscar soluciones. El 15-M se expande silenciosamente por los barrios. Se expande como se expandían las faldas de Carlos III en aquellos días en que los ciudadanos se levantaron para protestar; las faldas las conformaban las carpas que día tras día se iban extendiendo por la Puerta del Sol; carpas que cada día albergaban un nuevo espacio: una cocina, una biblioteca, una guardería para los niños, un centro de comunicación.
Cada asamblea de cada barrio significa que, cada semana, un grupo de gente se reúne para buscar soluciones; la interconexión de cerebros genera nuevas ideas, nuevas iniciativas; así ocurre, semana a semana, en cada asamblea, en cada plaza. Basta con entrar en la página tomalaplaza.net para observar el gran número de iniciativas que se han ido generando en el año de vida del movimiento. Ahí va depositando cada grupo las actas de sus reuniones, las decisiones que se toman, los diagnósticos de situación, las propuestas de soluciones alternativas.
Así está funcionando el 15-M: miles de cerebros conectados, en las plazas y en las redes, remendando las costuras de un colchón contra la crisis. En días en que el Estado del Bienestar se desvanece, justo cuando el paciente más lo necesita, se atisba el embrión de una economía paralela, subterránea, alternativa.
Son tiempos duros: un cuarto de la población está en paro. Frente al sálvese quien pueda, el 15-M ofrece espíritu colaborativo, acción en red.
En el barrio de San Blas están pensando incluso en crear su propia moneda para regular los intercambios de servicios. Y ya saben cómo se llamará su divisa: el blasón.
Nosotros no somos indignados, somos ilusionados, dice Israel, el informático. Desde chico te enseñan que tienes que competir, cuando de lo que se trata es de compartir; de compartir la vida, en general. Israel está encantado con el modelo de economía alternativa que está germinando en el barrio. Yo sabía que el INEM no me iba a resolver la papeleta, que había que cortar por lo sano.
Su cooperativa es una de las muchas redes de autoapoyo que han nacido de la mano del 15-M; como la Red de Ayuda Mutua del madrileño barrio de Aluche: los jueves y viernes, recolecta excedentes de comercios y restaurantes y el viernes por la tarde los reparten entre los vecinos más necesitados; las iniciativas de los rurales enredados, que están tendiendo puentes entre ciudades y pueblos para desarrollar huertos ecológicos que reduzcan la dependencia alimentaria; o los mercadillos de trueque, como el que organiza la Asamblea del madrileño barrio de la Concepción que también ha puesto en marcha un huerto ecológico : el último domingo de cada mes, los vecinos acuden al parque Calero e intercambian libros, juguetes, ropa, de todo sin que medie el dinero.
La gente se organiza también para otros fines. Para frenar operaciones policiales contra inmigrantes, como hacen las brigadas de observación de derechos humanos del barrio de Lavapiés. O para hacer frente a los bancos, como las cooperativas de deudores de Catalunya (CASX, Cooperativas de Autofinanciación Social en Red), en las que los deudores se agrupan para responder en bloque frente a la entidad financiera acreedora.
Este va a ser el año de las cooperativas, vaticina Arturo de Bonis, activista del 15-M y miembro de la Cooperativa de Sinergias. Existe una necesidad de autoorganizarse; es una forma de salir adelante, explica. De Bonis es ingeniero industrial, tiene 55 años y ha trabajado de economista para el Banco Mundial. Reivindica esta manera alternativa de funcionar como cauce para hacer frente al desapego de los trabajadores y de los propios empresarios hacia sus propias empresas. Y se explica: Los empresarios ya no sienten las empresas como suyas, sino como un puro vehículo para el beneficio: si tienen que vender el suelo sobre el que se asienta la fábrica, lo venden.
De Bonis dice que, hoy en día, tal y como está funcionando la economía, casi no compensa ser accionista. Hoy es mejor prestar dinero que ser accionista: el que presta siempre va a cobrar, el accionista, no. El mundo de la empresa se ha financiarizado. El movimiento 15-M debe ofrecer una alternativa al sistema actual.
De Bonis cuenta que, desde el pasado octubre, el movimiento ha entrado en la fase de construir, más que de protestar. El paro es un grandísimo problema, pero también una oportunidad: podemos crear una economía alternativa y paralela. Hay un 25% de población que puede ayudarnos, este es el gran reto del movimiento. Frente a la economía virtual y el concepto del dinero que tiene ese 1% de la población que atesora la riqueza, defiende la economía real del 99%.
De Bonis está siguiendo de cerca la evolución de Sinergias Cooperativa San Blas, una experiencia que ilustra perfectamente cómo ha funcionado la ramificación y descentralización del 15-M. Él formó parte del grupo de trabajo de Economía de la Puerta del Sol. Se incorporó a este grupo el mismo 16 de mayo del año pasado, al día siguiente de la manifestación que prendió la mecha.
Ese grupo de Economía se dividió en distintos subgrupos, uno de ellos, el de Empleo. De la asamblea de desempleados nació el grupo de cooperativas y autoempleo. De allí surgió una nueva ramificación, la Cooperativa de sinergias, cuyo fin era crear redes económicas alternativas. Esta propuesta nacida al calor de Sol se acabó descentralizando hacia los barrios; y en cada barrio van floreciendo ahora cooperativas como la de San Blas.
El 15M fue una explosión en la calle, pero ha repartido semillas de trabajo por todos los barrios. Lo dice Lola A. Díaz, locutora de Ágora Sol. Por el estudio de esta radio, la voz de Acampada Sol, han desfilado muchos de los que han puesto en marcha iniciativas ligadas al 15-M. Ágora Sol fue pionera en dar voz a los indignados madrileños. Pero el sector de medios afines al 15-M no se ha quedado ahí. También se ha expandido. La revista madrid15m ya va por su tercera edición. El pasado 28 de abril se presentaba en el centro Sociocultural Eko de Carabanchel Toma la tele, proyecto de televisión indignada.
El empleo está centrando ahora gran parte de los esfuerzos y reflexiones de los activistas. El martes pasado, en una lluviosa tarde del 1º de mayo, se presentaba una iniciativa más, la llamada Oficina Precaria, una herramienta de defensa de los desempleados. Estamos cubriendo el vacío que dejan los sindicatos, intentando llegar a donde no llegan, cuenta Abel Martínez, de Juventud Sin Futuro, uno de los impulsores de este proyecto. Economista y periodista de 24 años, explica en qué consiste el invento mientras rula un cigarrillo: la Oficina Precaria (www.oficinaprecaria.net) se ocupará sobre todo de los que no tienen empleo, de los becarios explotados, de los falsos autónomos; ofrece asesoría legal; y anima al empleo cooperativo.
Se inspira en la lucha contra los desahucios, gran caballo de batalla del 15-M, y, en ese sentido, usa las redes sociales para señalar a las empresas que incurren en abusos. Y pretende que se visibilicen los atropellos que cometen las empresas en materia laboral.
La lucha contra el desahucio, mientras tanto, sigue su curso. La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) existía antes del 15 de mayo. Se fundó en noviembre de 2010. Pero de los más de 250 desahucios que ha conseguido parar, más de 180 se han frenado con el apoyo del 15-M. En los primeros desahucios teníamos que fletar autobuses para recabar apoyos, recuerda Ada Colau, portavoz de la PAH, en conversación telefónica desde Barcelona. Sostiene que el apoyo del 15-M lo cambió todo de un día para otro. Vimos cómo un río de gente se sumaba a esta causa. Hacía falta una red de proximidad.
Esta pelea del 15-M ha seguido el mismo patrón de descentralización. Los barrios ya autogestionan sus desahucios, explica Lidia, joven activista madrileña. La PAH pone los abogados; y la asamblea, la alternativa ocupacional. En otras palabras: si alguien se queda en la calle, la propia asamblea busca qué posibilidades de ocupación existen en el propio barrio.
Lidia formó parte del grupo que puso en marcha la Oficina de Vivienda, una iniciativa con la que se pretendía crear grupos de afectados y asesorar de cara a cada ocupación. Sentada en el luminoso patio de Casablanca, centro ocupado de la calle Santa Isabel, con un café en la mano, Lidia explica que uno de los logros del 15-M es haber despertado una sensibilidad social acerca de la ocupación. Antes, toda ocupación era mala. Ahora, la gente no lo ve como algo bueno, pero asume que hay supuestos en que se puede admitir. En esta idea incide Violeta, consultora de proyectos de cooperación, de 60 años y ex miembro de Democracia Real Ya. Se han normalizado las ocupaciones. La gente ya casi las ve como un derecho. Lidia asegura que el impacto señoras ha sido muy importante para frenar ocupaciones: cuando la policía llega a un desahucio que los vecinos están intentando paralizar, no es lo mismo desalojar a un joven con rastas que a una señora de 60 años.
El sociólogo Miguel Martínez considera que los movimientos vecinales se habían anquilosado en España y que el 15-M ha llegado para revitalizarlos. Se está creando una estructura descentralizada similar a la de la Transición, a finales de los años 70, sostiene.
Este experto en movimientos sociales, profesor de la Universidad Complutense, considera que el movimiento 15-M está más vivo que nunca. Señala que el único impacto que ha producido en el Congreso de los Diputados ha sido la admisión a trámite de la Iniciativa Legislativa Popular a favor de la dación en pago.
El 15M ha revitalizado la cultura política de una manera asombrosa, declara Víctor Sampedro, catedrático de Opinión Pública de la Universidad Rey Juan Carlos. El debate sobre la transparencia; sobre la dación en pago; sobre el trato privilegiado a los bancos; la defensa de los derechos de los ciudadanos con la marea verde (educación); la marea azul (contra la privatización de agua); la marea roja (en apoyo a los desempleados); el cuestionamiento de la ley electoral. Se está produciendo un auténtico cuestionamiento de la gestión de la crisis por parte de socialdemócratas y conservadores, argumenta el sociólogo Miguel Martínez. Han entrado nuevas voces, nuevos temas, dice Sampedro. Se ha roto con los pactos y silencios obligados de la cultura de la transición. El problema es que mucha gente mira con ojos del siglo XX expresiones que anticipan la democracia del siglo XXI.
La expansión continúa. Hay una auditoria ciudadana de la deuda en marcha. Y está a punto de presentarse el Tribunal Popular Indignado, con el que se pretende que gente de la calle juzgue las acciones de la clase política y económica. Más allá de esa parafernalia, explica una de sus impulsoras, se pretende convertir ese tribunal en una herramienta de recuperación de pruebas que puedan ser presentadas ante la justicia ordinaria.
Estamos en una nueva etapa de evolución democrática en que la sociedad está mucho más politizada, sin estar dirigida por los partidos políticos, argumenta Miguel Martínez. El 15-M es un éxito de la sociedad civil: ha conseguido mantener una estructura asamblearia sólida, democrática, abierta y transparente: todas las actas están en Internet.
De ello da fe la página tomalaplaza.net. Una referencia para este movimiento ciudadano. Allí está todo: convocatorias, noticias, enlaces, vídeos, conclusiones de los grupos, comunicados, crónicas de las manifestaciones, resúmenes de las asambleas. Todo lo que ha generado el 15-M a golpe de clic. Hay 51 subdominios que corresponden a 51 ciudades. Un total de 1.037 colectivos aportan contenido a la página. Es una posición muy buena para pulsar el ambiente, dice Marta, una de las ocho personas que en Madrid coordinan la actividad de la página, sentada junto a otro miembro del grupo, José, en la biblioteca del centro ocupado de Tabacalera. El ambiente que se pulsa es que hay ganas ante esta nueva cita del mayo global, el llamado 12M15M.
Llegan ecos de música desde el interior del edificio Tabacalera, uno de los centros neurálgicos del movimiento indignado en Madrid. Hoy hay fiesta. Un grupo toca en directo ritmos africanos sobre el escenario. Se recaudan fondos para la llamada caja de resistencia.
La multitud que atiborra la sala baila. Todo lo que se ingresa en las barras mediante minis, mecheros, chapas y refrescos se destinará a pagar las multas de aquellos que son detenidos por sacar fotos a la policía cuando efectúa redadas en busca de inmigrantes en el barrio.
Planea cierta preocupación por cómo puedan actuar las fuerzas del orden de cara al sábado que viene. La policía está elaborando listas negras, señala José. Juan López, uno de los portavoces de Acampada Sol, dice que no se está animando a acampar, pero que será inevitable que algunos lo intenten.
Esta semana se filtraba al diario 20 minutos la noticia de que un equipo de la Brigada de Información de la Policía Nacional tradicionalmente dedicado a la lucha contra el terrorismo ha recibido orden de vigilar a líderes del 15-M. Es una estrategia comunicativa para meter miedo, afirma desde Barcelona Aitor, de DRY: Quieren convertir un conflicto social en un conflicto de orden público. Aitor sostiene que el PP está negando el derecho de los ciudadanos a acceder al espacio público.
Víctor Sampedro, catedrático de Opinión Pública, se muestra preocupado por la actitud del PP ante el movimiento 15-M: Están intentando definirlo como un movimiento radical y antisistema.
Planea también una cierta tristeza, en unos casos; y una considerable indignación, en otros, en torno a las tormentas que han sacudido a Democracia Real Ya (DRY), la plataforma que prendió la mecha el 15 de mayo de 2011 con ese que lema que aunó tantas voluntades: No somos mercancía en manos de políticos y banqueros.
El pasado 22 de abril, una facción de la organización, liderada por Fabio Gándara y Pablo Gallego, se constituía en Asociación. Al poco de saltar la noticia, la mayor parte de las cuentas de Twitter de DRY en el resto de España se rebelaban contra esta iniciativa.
La plataforma ha vivido dos semanas de guerra fratricida en las redes. Se han aireado todo tipo de trapos sucios. De los 29 nodos de la organización, solo dos respaldan a los impulsores de la asociación, según señalan los críticos con esta fórmula.
La inmensa mayoría de los consultados para la elaboración de este reportaje desaprueban la iniciativa de Gándara, al que han acusado de personalismo. El joven abogado ha decidido dar un paso atrás: apoyará la asociación, pero como uno más, sin ponerse al frente, dice.
Quedan seis días para la nueva cita del movimiento con las plazas. Una cita que, como en el 15-O, será global. El 15-M y el movimiento Occupy Wall Street se han coordinado. Más de 1.000 ciudades tienen la cita marcada en su agenda.
Joseba Elola
Publicado en: El País
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Bicicleta antirrobo y ecológica



La bicicleta más barata del mundo.
El alza en el precio de la gasolina y la necesidad de mantener una vida sana hace que cada vez más gente se plantee el uso de la bicicleta como su medio de transporte habitual dentro de las grandes ciudades. Sin embargo, muchas personas no se deciden a usar este tipo de vehículo, ya que piensan que supone una gran inversión que puede desaparecer fácilmente a manos de los amigos de lo ajeno.
Con la idea de que el riesgo económico no sea un problema a la hora de popularizar esta forma de moverse por la ciudad, el joven británico Phil Bridge ha diseñado una sorprendente bicicleta de cartón, tal y como podemos leer en el blog «Bicicletario».
Esta bicicleta de bajo coste está fabricada a base del mismo tipo de cartón que se emplea en empaquetado industrial. Para construir un vehículo solo se necesita cartón por valor de seis euros, además de la cadena y las ruedas. En total, el coste de este vehículo ecológico apenas sobrepasaría los 30 euros.
Según Bridge, que contaba con solo 21 años cuando diseñó el primer prototipo, la bicicleta es capaz de soportar el peso de un ciclista de 76 kilos y resiste a la lluvia.
Fuente: bitacoras.com
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Las apuestas de nuevas energías




Cinco claves para los biocarburantes del futuro.
El transporte mundial es responsable de un 13,5 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, derivadas principalmente del uso de combustibles fósiles. Los esfuerzos para obtener una alternativa más ecológica y sostenible han introducido en el mercado el etanol y el biodiesel, elaborados respectivamente a partir de azúcares extraídos en su mayor parte de caña de azúcar y maíz, y aceites vegetales fabricados con vegetales de palma o soja.
Pero a medida que conquistaban un 2% del mercado, estos biocarburantes han ido defraudando las altísimas esperanzas depositadas en ellos: el vegetal se usa de manera ineficiente, ya que sólo una pequeña parte se destina a producir energía, las plantas de las que proceden se utilizan también para alimentación, y esa competencia entre los dos sectores ha sido acusada de disparar los precios, su monocultivo en extensas áreas puede suponer una amenaza para la biodiversidad, y han puesto en peligro ecosistemas, como los bosques de Indonesia, talados en gran parte para la plantación de palma. Todo ello para ni siquiera garantizar la reducción de emisiones, ya que gran mucha de la energía necesaria para su producción se genera a partir de fuentes contaminantes.
Sin embargo, las normativas de las economías más avanzadas decretan una participación porcentual de los biocombustibles en el total de los carburantes para transporte durante las próximas décadas. Mientras Japón busca un 10% de etanol en la gasolina, la Unión Europea la cifra en el 10% del contenido energético para alimentar el transporte en carretera en 2020, Estados Unidos apunta al 30% del volumen en 2030 y China prevé un 5% para ese mismo año.
Para cubrir esos objetivos hace falta subsanar las taras mencionadas con nuevas materias primas menos conflictivas y procesos de producción más eficientes. Desde hace años se vienen desarrollando acciones a nivel internacional, incluso ligadas a la legislación, encaminadas a reducir las emisiones de efecto invernadero, proteger la biodiversidad y garantizar el buen uso de la tierra y las prácticas agronómicas en la fabricación de biocarburantes.
Esos esfuerzos están dando lugar a los llamados biocombustibles avanzados, antes llamados de segunda o tercera generación. La mayoría se hallan en fase experimental o de demostración, y están llamados a convivir durante mucho tiempo con la gasolina y el diésel convencionales y con la primera generación de biofuels. Sus productos finales deberán funcionar en los motores y sistemas de distribución actuales y optarán a ir desplazando a la gasolina, más habitual en EE UU, y al diesel, predominante en Europa, pero también “a buscar otros nichos, como la aviación, que desde comienzos de 2012 tiene que pagar por emisiones de CO2 y no puede recurrir ni al bioetanol actual, con poco poder calorífico, ni al biodiesel, porque se congela”, afirma Mercedes Ballesteros, de la Unidad de Biocarburantes del CIEMAT.
Para llegar hasta ellos, estas son las apuestas más destacadas:
Más madera
El empleo de la llamada biomasa lignocelulósica para liberar sus azúcares y fermentarlos es una opción. Las materias primas pueden ser residuos forestales, paja del trigo, u hojas y tallos de la planta de maíz o de la caña de azúcar. Pero también cultivos energéticos sostenibles como jatropha, sorgo, pataca o el pasto americano switchgrass, que no compiten con el uso alimentario. En España hay investigaciones con chopos y cardos, y BP investiga con la planta ornamental miscanto. Algunas de ellas pueden crecer en terrenos marginales e incluso descontaminarlos de elementos como metales pesados.
Los biocarburantes a partir de estas materias primas se encuentran entre las opciones más avanzadas y ya hay plantas de demostración en EE UU y Europa, pero no han conseguido un precio competitivo con la gasolina, ni el diésel. “Nosotros hemos calculado que esos proyectos han recibido unos 760 millones de dólares del Gobierno americano”, declara Mäelle Soares-Pinto, directora del Centro Global de Biocombustibles en la consultora Hart Energy.
A nivel internacional, la mayor parte de la investigación está dirigida a obtener bioetanol, más difícil de conseguir que el de maíz, aunque podría obtenerse con menor inversión de energía. China está apostando fuerte por esta opción en vista de su gigantesca demanda energética. Pero también hay proyectos para producir biobutanol, menos volátil y corrosivo que aquel y con mayor poder energético.
Al no absorber agua con tanta facilidad, podría distribuirse por los mismos canales que la gasolina. BP y Dupont han creado una joint-venture, Butamax, para explorar esta opción.
Las algas como fábrica
Las plantas marinas se han presentado como una de las promesas más glamurosas del futuro energético. La investigación se desarrolla en dos direcciones: utilizarlas como biomasa para extraer biodiesel, bioetanol o bioqueroseno, o bien aprovechar la capacidad de algunas especies de microalgas para sintetizar hidrocarburos a partir del CO2 que utilizan como nutriente. Esta opción las convertiría en auténticas factorías multitarea, capaces de eliminar emisiones de fábricas cercanas o limpiar aguas contaminadas, porque ciertas sustancias indeseadas también pueden servirles de alimento. Además la biomasa puede emplearse también para elaborar otros productos de alto valor añadido, como cosméticos o aditivos alimentarios. Su cultivo en tanques elimina la polémica sobre las tierras de cultivo y presenta un menor impacto sobre el ecosistema. Alexander Ochs, Director de Clima y Energía del World Watch Institute, destaca además “su rápido crecimiento y su capacidad de producir cien veces más aceite por acre que los cultivos oleicos tradicionales”.
En cuanto a las sombras que se ciernen sobre su implantación a gran escala “hay que tener en cuenta que mueven cantidades importantes de agua, cuyo bombeo, tratamiento, etc. requiere gran cantidad de electricidad, y los cultivos a escala industrial presentan otra problemática, como la contaminación con con otras especies y la pérdida de productividad”, explica Inés Echeverría, directora del Departamento de Biomasa en el Centro Nacional de Energías Renovables (CENER).
Mientras Hart Energy sigue en Europa tres proyectos que han recibido un total de 20 millones de euros de la UE para intentar llegar a una planta de demostración, Repsol espera comercializar los biocombustibles a partir de microalgas a precios de mercado en 2016.
Aquí no se tira nada
Bajo la máxima del reciclaje existen numerosas aproximaciones para extraer los azúcares fermentables o aceites de productos destinados a mejor vida. Los residuos sólidos urbanos son el punto de partida del que el CIEMAT y la empresa Imecal intentan obtener bioetanol en una planta de L’Alcudia (Valencia), al tiempo que la empresa americana Integrated Environmental Technologies trabaja para descomponer los desechos urbanos y agrícolas en un gas del que se pueden obtener varios tipos de biocarburantes y otros productos químicos.
Un concepto similar se aplica a los aceites vegetales usados, que ya alimentan plantas de demostración en Europa y Estados Unidos. Varias compañías aéreas, como Alaska Airlines, Quantas o Finnair, han realizado vuelos de demostración propulsados por sustancias que en su día fueron aceite de cocina.
Modificar microbios
Los avances en biología sintética permiten avistar un futuro de microbios modificados genéticamente para ejercer de diminutas factorías de combustibles a medida. A partir de biomasa lignocelulosa, o aceites, estos seres deberían fabricar hidrocarburos con características deseables, como la ausencia del azufre contaminante del petróleo, que servirían de crudo para el refinado de diversos biofueles, o bien directamente biocombustibles drop-in, listos para ser distribuidos por los canales ya existentes y hacer funcionar los motores tal y como los conocemos.
Inés Echeverría advierte que “la tecnología aún está en fase de desarrollo, pero tiene una potencialidad tremenda, ya que permitiría aprovechar todas las infraestructuras actuales”. Por eso las principales petroleras se han interesado por ella. Butamax busca surtirnos así de butanol, mientras Shell y Total se han aliado respectivamente con las estadounidenses Codexis y Amiris. Sus emprendimientos para lograr sustancias drop-in ya han entrado en bolsa en EE UU.
Exxon Mobile, por su parte, está respaldando los esfuerzos del Instituto Craig Venter para aplicar la biología sintética a las domesticación de las algas en esta dirección, una línea seguida también por Solazyme, que las alimenta con azúcares, en lugar de luz solar, por lo que puede producir a oscuras.
Si estas iniciativas consiguen llegar a la producción a gran escala, podrían desplazar al diésel y al queroseno, con la gran ventaja de ofrecer una calidad uniforme con independencia de su lugar de fabricación. Eso sí, tendrán que superar las estrictas normativas para organismos modificados genéticamente y el rechazo que éstos despiertan en gran parte de la opinión pública, sobre todo europea.
La opción E
Cuando le pedimos una lista de los biocombustibles con más futuro, Alexander Ochs, directordel programa de energía y clima del Instituto World Watch, incluye en ella “la electricidad producida a partir de biomasa y destinada tanto al suministro de hogares e industria como al transporte”. Su argumento para alejarse de las alternativas líquidas es que “de esta forma se obtiene una eficiencia mucho mayor que convirtiendo la biomasa en biocarburantes”, con lo que refleja una de las principales críticas que recibe esta aplicación. De hecho, el Gobierno británico ha incluido las algas como fuente de calor y electricidad en su hoja de ruta de renovables, y existe un proyecto en Italia para iluminar con ellas el puerto de Pellestrina, junto a Venecia.
Un poco más allá va el premio Nobel de Química Hartmut Michel, al alegar en un reciente artículo de la revista alemana Angewandte Chemie que obtendríamos un rendimiento mucho mayor si dedicáramos los terrenos a paneles solares en lugar de a cultivos energéticos, ya que las plantas derrochan parte de la energía del sol al transformarla en la fotosíntesis.
Según sus cálculos, los motores eléctricos con baterías eléctricas alimentadas con energía solar aprovecharían 600 veces mejor la tierra que los motores de combustión propulsados con biocarburantes vegetales.
Sin embargo, esta opción requeriría la implantación a gran escala del coche eléctrico, un objetivo que aún parece lejano. En opinión de Mercedes Ballesteros, “se retrasarán las previsiones de la Unión Europea de una representación significativa en 2020”.
Mientras tanto, los biocarburantes avanzados tendrán que superar varios escollos antes de alcanzar la mayoría de edad. Además de demostrar su sostenibilidad a lo largo de todo el ciclo de vida, desde el inicio del cultivo a la combustión final, tendrán que superar el paso a la gran escala. Pero la madurez definitiva quedará validada en la competitividad de precios, “ya que tienen que estar todos por debajo del precio de la gasolina, y las cantidades diarias que hay que producir para ello son enormes”, asegura Inés Echeverría.
Por ello se están acelerando la creación de plantas de demostración y comerciales en todo el mundo. La Unión Europea y Estados Unidos, que exigen un porcentaje de biocombustibles avanzados en sus regulaciones de futuro, “han concedido ayudas de un 40% de la inversión a una selección de las tecnologías más promisorias con el objetivo de averiguar en la práctica cuáles resultan más rentables”, asegura Mercedes Ballesteros. El objetivo europeo pretende tener las primeras comerciales en funcionamiento hacia 2017, lo que requeriría una inversión total de unos 9.000 millones de euros. Por su parte Inés Echevarría apunta “al papel que juega el tejido industrial y productivo que generan estas plantas” en el interés de los Estados por fomentarlas, “ya que a la bioenergía se le supone siempre un impacto positivo en el desarrollo rural”, además de su obvia contribución a la seguridad del suministro.
Imke Luebecke, responsable de política bioenergética en WWF Europa, considera que este factor podría generar una cierta competencia entre los biocombustibles avanzados y los actuales, “ya que estos están fuertemente apoyados por el lobby de los agricultores, tanto en Europa, como en Brasil o Estados Unidos”, debido a los importantes subsidios que perciben. Los nuevos productos tendrán que encender motores con fuerza (y sin emisiones) si quieren ganarles la batalla.
Pilar Gil
Fuente: FP en españolç
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El Informe mundial sobre la felicidad




Reporte Mundial sobre la felicidad.
El Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia (Estados Unidos) publicó a comienzos de abril su World Happiness Report (Reporte de la Felicidad del Mundo) donde intenta mostrar qué factores influyen en el bienestar de las personas y cuáles son los países donde los ciudadanos disfrutan más la vida.
De acuerdo al ranking, los países más felices del mundo son los nórdicos: Dinamarca, Noruega, Finlandia y Holanda. Del otro lado, los más infelices se encuentran en el África subsahariana. De hecho, ocho de los 10 países más infelices del mundo son africanos: Togo, Benín, República Centroafricana, Sierra Leona, Burundi, Islas Comoras, Tanzania y Congo Brazzaville.
Según el estudio, presentado en la Conferencia de la Felicidad de las Naciones Unidas el pasado 2 de abril, el mundo se ha hecho más feliz con el tiempo. “En promedio, el mundo se ha vuelto un poco más feliz en los últimos 30 años (0,14 veces de aumento)”, se afirmó al difundir la investigación.
Allí se establece además que las mujeres son más felices que los hombres en los países desarrollados, mientras que en los más pobres los resultados son mixtos. “Aunque las mujeres reportan mayor satisfacción de vida que los hombres, las tasas de enfermedad mental son también más altas”, indica el estudio.
En el caso de América Latina, los países más felices son Costa Rica y Venezuela, los cuales se ubican en los lugares 12 y 19 del ranking. A ellos les siguen Brasil, Argentina y Colombia, país que se situó solo dos puestos antes que Chile.
Algunas de las conclusiones del informe son:
• Que no solo la riqueza nos hace felices, también cuentan la libertad política, la existencia de una estructura social fuerte y la ausencia de corrupción, entre otros factores.
• A nivel individual, el poseer una buena salud mental y física, tener un trabajo y ser parte de una familia estable son elementos esenciales.
• La cesantía es una de las principales causas de infelicidad.
• El crecimiento económico de un país no determina la felicidad de sus habitantes.
• Las personas de mediana edad tienden a ser más infelices.
Fuente: Ciperchile
El Secreto de las Naciones Felices.
Hay países y organizaciones que están revolucionando la forma de medir el bienestar de las personas. Están midiendo la felicidad de las sociedades, dejando atrás las arcaicas fórmulas matemáticas que sólo medían el bienestar en base a indicadores económicos.
Es una revolución porque la felicidad comienza a dejar de ser vista como algo subjetivo, vago e individual. Una nueva generación de científicos, economistas, psicólogos y sociólogos han demostrado que la felicidad puede ser medida, entendida y evaluada a nivel de sociedades y naciones. La felicidad puede ser, por lo tanto, una política de estado.
Hace apenas unos días, fue publicado el reporte sobre felicidad mundial más completo conocido hasta ahora. Este estudio fue elaborado para la ONU por la Universidad de Columbia, con la coautoría de Jeffrey Sachs, uno de los economistas más influyentes de las últimas décadas.
El estudio señala que las naciones más felices del mundo tienen altos estándares de desarrollo económico, como Dinamarca, Noruega, Finlandia y Holanda. Por otro lado, las naciones menos felices se encuentran en el Sub-Sahara Africano, la región más pobre del planeta.
El dinero importa, explica el reporte, sobre todo en países dominados por la pobreza. En estas naciones mínimos aumentos en el ingreso de las familias pueden hacer la diferencia para mejorar la alimentación, la educación, la salud, la vivienda y en general el futuro de las personas.
Pero no todo se trata de dinero. En algunos países desarrollados como Estados Unidos, China y Japón (de los que más han crecido en las últimas décadas) la felicidad no ha aumentado; al contrario, ha declinado junto con disminuciones en niveles de confianza social.
En consecuencia, explica el estudio, el dinero importa pero no es el factor preponderante para explicar la felicidad de una sociedad. En cambio, la libertad política, bajos niveles de corrupción, los vínculos sociales, la salud física y mental; la satisfacción laboral y la solidez de la familia, son los elementos más importantes que determinan la felicidad.
Esta nueva tendencia está influenciando organizaciones. La ONU, por ejemplo, aprobó una resolución reciente que reconoce la búsqueda de la felicidad como “un objetivo humano fundamental”. La OCDE, por otro lado, planea promover estándares de medición de felicidad entre sus países miembros. También, la Comisión Europea creó su medición “El PIB y más allá”.
Igualmente, algunos países están poniendo manos a la obra. Bután, un país de la cordillera Himalaya, mide hoy su desarrollo a través de su Felicidad Interna Bruta; Inglaterra, por su lado, puso en marcha un índice que mide la felicidad de sus ciudadanos; Francia acaba de crear una Comisión para medir el progreso social. La felicidad es un derecho constitucional en algunos países como Japón, Corea del Sur y más recientemente Brasil.
Lo importante de esto es que cada vez se entiende mejor que el desarrollo social, económico y ambiental son indivisibles. Juntos definen la felicidad y los gobiernos deben tomar en cuenta estos factores al diseñar sus políticas públicas.
Héctor Faya Rodríguez
Especialista en Comunicación Política por la Universidad de Salamanca y profesor de Derecho en las universidades Iberoamericana y Panamericana. 
Fuente: adnpolitico.com
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