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viernes, 23 de marzo de 2012

Necesitamos un jubileo de la deuda



Cómo salvar la economía mundial: cancelar la deuda.
Un jubileo de la deuda sería un buen comienzo.
El mejor modo de volver a poner en marcha el crecimiento global es con la deuda. Necesitamos más y a la vez necesitamos menos. Denme un minuto para explicarme.
Ahora necesitamos menos: la deuda del mundo en desarrollo está entorpeciendo la recuperación. Los ciudadanos están reduciendo lo que deben tan rápido como pueden, especialmente en Estados Unidos y Europa, y los gobiernos no están compensando la diferencia. Tras cargarse de deuda por un breve periodo -en parte debido a los paquetes de estímulo, pero en la actualidad principalmente a causa de los rescates a los sistemas financieros deteriorados- ahora ellos también tienen el virus del desapalancamiento.
Sin embargo, el dinero que se desvía a pagar las facturas debe venir de algún lado, y ese sitio es el consumo. Y teniendo en cuenta que Estados Unidos y Europa juntos son responsables de la mitad del PIB global, y que el consumo supone hasta el 70% del PIB estadounidense, tenemos un problema de matemáticas: cualquiera que sean las innovaciones que se introduzcan, cualquiera que sean las ideas empresariales que se intenten, no existen suficientes clientes para que EE UU pueda salir gracias a las exportaciones de la austeridad autoimpuesta que acarrea el desapalancamiento.
La demanda de los consumidores es el producto más preciado de la vida económica, y Estados Unidos, normalmente el mayor suministrador de la demanda, está racionando su oferta. Un consumidor estadounidense en proceso de desapalancamiento no es compatible con una rápida recuperación económica global.
De modo que aquí estamos. Necesitamos que el desapalancamiento se produzca rápido si queremos volver a activar la economía. No podemos esperar hasta que China se convierta en un país de consumidores, y desde luego no podemos esperar hasta que el mundo desarrollado encuentre una solución al enorme desapalancamiento de su sector inmobiliario, la causa raíz de los actuales males.
Necesitamos un jubileo de la deuda: un desapalancamiento masivo y organizado en el mundo desarrollado. Llámenlo alivio de la deuda del primer mundo si quieren. (Ya estoy avisando a Bob Geldof).
La idea original del jubileo de la deuda proviene del Levítico, uno de los libros del Antiguo Testamento, que (según algunas interpretaciones) decreta que cada cincuenta años deberíamos perdonar todas las deudas.
Es dudoso que este tipo de festivales de liberación de deudas se produjeran regularmente alguna vez. Después de todo, ¿quién iba a hacer un préstamo en el año 49 sabiendo perfectamente en que el año 50 la deuda ya no sería reconocida?
Pero lo importante es la idea: la noción de que las sociedades acumulan de forma continuada el peso muerto de la deuda hasta que se convierte en algo demasiado pesado para que la economía lo soporte, y llegado a ese punto hay que deshacerse de él.
Algunas veces esto pasa lentamente, como sucedió durante la década de la Gran Depresión, pero también puede pasar rápidamente. La historia del desapalancamiento nos enseña que hacerlo lentamente es doloroso y tiende a causar múltiples recesiones.
El remedio es un jubileo de la deuda: una rotunda y sistemática reducción de la deuda general, a todos los niveles, de los países a las personas individuales. Llamémoslo impago masivo si hace falta, pero será un incumplimiento del pago organizado que transcurra lo largo de un cauce predecible.
Un jubileo no reiniciará el crecimiento por sí solo -para eso hará falta, entre otras cosas, más deuda de los consumidores-. El capitalismo necesita deuda y siempre la necesitará, y la lección que hemos extraído de las bancarrotas es que quienes prestaron el dinero se recuperan rápidamente después. Pero primero necesitamos un nuevo comienzo, y lo necesitamos ahora.
Paul Kedrosky.
Senior fellow en la Kauffman Foundation.
Fuente: FP en español

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